La Columna Liberal

Muchas personas aprovechan los últimos días de diciembre para hacer balance de los pasados meses, pensar en lo que han hecho bien y en lo que deberían mejorar, en los buenos momentos que han vivido y en los que se podrían calificar como regulares. También en lo que les gustaría lograr, en los retos que quieren superar. Es, por tanto, el momento perfecto para elaborar una lista de buenos propósitos de cara al año nuevo que pronto comenzará. Los beneficios del deporte se empiezan a manifestar tras seis meses de práctica: se reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, descienden las grasas acumuladas y además se producen cambios beneficiosos en el material genético. Al mismo tiempo, el ejercicio ayuda a mantener el autocontrol y mejora el sistema inmune. Los efectos negativos que tiene el tabaco sobre la salud son de sobra conocidos y dejar este hábito demostró que mejora la memoria en un 15%, aparte dejar de fumar antes de los 30 años alarga la vida una década. Aprender idiomas no solo sirve para mejorar las expectativas laborales, también es bueno para el cerebro. Los estudios científicos demuestran que el aprendizaje de otras lenguas mejora la concentración, aumenta la plasticidad cerebral y hasta retrasa el Alzhéimer. Parece que hablar dos idiomas ralentiza el deterioro cognitivo del envejecimiento. Apuntarse a un voluntariado significa dedicar parte del tiempo en ayudar a los demás y otorga varias satisfacciones personales: los estudios científicos demuestran que el altruismo mejora nuestra confianza y optimismo; igualmente promueve cambios fisiológicos en el cerebro que nos ayudan a ser más felices. Llevar una dieta sana. Comer bien mejora tu salud cognitiva. Algunas dietas como la vegetariana bajan la presión arterial. Recientes estudios ensalzan los beneficios de seguir una alimentación baja en calorías, pues mejora la salud y retrasa el envejecimiento. Es cuanto.