El primer decenio 

Amira Corrales 

Hace un decenio, comencé esta columna con la intención de hacer llegar de manera sencilla, la información seria y científica sobre la sexualidad y el género, desde una perspectiva moderna y confiable. También, vivía en un periodo reproductivo diferente, ya que acababa de parir a mi segundo hijo y necesitaba contar abiertamente lo que vivimos las mujeres en las diferentes etapas de nuestra salud sexual y reproductiva. Hoy, a diez años de que comenzaron estas líneas en esta casa periodística, estoy pasando por otra etapa, la de la menopausia, y he descubierto en mi propia piel, los atavismos, las sinrazones, la incomodidad y dificultad por el tema; lo que hace mi misión aun más importante, para que las hidalguenses sepamos abiertamente de nuestra sexualidad, cuerpo y funcionamiento. En Europa, las mujeres conocen esta información desde la primera escuela, aquí algunas ni siquiera conocen el nombre de sus órganos sexuales y mucho menos su funcionamiento. Todo se resume en un terrible axioma: “es la cruz que me tocó cargar por ser mujer”. Además de religioso, el contenido conlleva a una resignación propia del rol femenino mexicano. Por lo que he podido aprender, la ciencia nos ha otorgado recursos que nos permiten disfrutar de cada etapa, sin padecerla como lo hicieron nuestras abuelas, pero insisto, el primer paso es mental: cambiar mis pensamientos respecto a la naturaleza humana de mi sexualidad, mi cuerpo y sobre todo el merecimiento que tengo para llevar una vida sexual y reproductiva sin dolor, sin carencias y con mucha salud. Sin embargo, en este país, lograr la salud sexual es un todo un reto: la falta de información sobre nosotras mismas, en el personal de salud, en lo encarecido de la medicina privada, los límites culturales y sociales, las violencias sobre los cuerpos de las mujeres. Desde saber cómo limpiar la pipí y popo, todo sobre la menstruación, los cambios en el embarazo, el parto y la lactancia y especialmente, la menopausia y sus síntomas, son conocimientos que debemos adquirir en la educación sexual integral, lo que nos permitirá cuidar nuestra salud y calidad de vida.

 

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