EL PRINICIPIO DEL AMOR PROPIO IV
AMIRA CORRALES
Las competencias emocionales deben practicarse para lograr el hábito. Hablábamos que la que debemos entrenar las mujeres principalmente, es el asertividad, para poder decir o expresar claramente lo que sentimos o pensamos de forma respetuosa, sin ofender, pero de forma directa y clara, que no se preste a otras interpretaciones. Sin embargo, te tacharán de tener carácter fuerte, dirán que “eres difícil de domar” -como si fuéramos caballos-, incluso te catalogarán de grosera. Si tú practicas la asertividad, no debes temer sobre lo que se diga de ti, porque a la primera y principal persona que estás dándole valor y respetando su opinión y voluntad es a ti misma, aunque a la gente no le guste que las mujeres digamos lo que sentimos y pensamos. A esta competencia le debemos agregar la del tema de hoy: la autoestima, el amor propio, la valoración de una misma, que nos permita tener una vida plena, sin importar si estamos acompañadas o no, o mejor aún, si realmente queremos estar en una relación donde somos menospreciadas, maltratadas, o violentadas. Pero también, dicen las expertas que, si te fijas metas o proyectos, te esfuerzas por cumplirlos y los logras, tu autoestima crece. Hay que ayudarle con frases siempre positivas de nosotras mismas, es decir, primero detectar los malos pensamientos y frases negativas que hacemos de nosotras, por oraciones positivas y convertirlas en costumbre a través de repeticiones en el espejo o en la meditación, hablando contigo misma y resaltando siempre tus cualidades. Puedes realizar una lista de lo virtuoso que tienes y repítetelo todas las mañanas o noches. Date tiempo para ti, abrázate y realiza tus entretenimientos favoritos, toma una copa de vino, come un chocolate, ve la película que tú quieres ver, sal con las amistades que te hagan sentir bien, abraza a quienes quieres, cuida tu salud, ejercítate, baila, camina en la naturaleza, practica tu respiración, todo esto ayuda a generar dopamina, oxitocina, serotonina y endorfinas, mejor conocidas como las hormonas de la felicidad. Al fin y al cabo, somos química y hay que usarla a nuestro favor.
Twitter: @AmiraCorrales