Derechos de las mujeres: el derecho a la vida
Amira Corrales
Hemos plasmado algunas ideas de lo que son los derechos humanos de las mujeres -y de los hombres-, pero lo separamos por la necesidad de subrayar su respeto y reconocimiento, pero sobre todo su cumplimiento en el sistema legal y cultural que subyace a toda sociedad. Y porque lamentablemente hoy permea la impunidad. Las y los especialistas señalan varias causas a los incrementos tanto delictivos como de impunidad, y aunque tema aparte merecen las personas encargadas de la seguridad, investigación y justicia a cargo del Estado, así como la economía, lo cierto es que la sociedad juega un papel preponderante para que los delitos suban o bajen, por lo que cabe para preguntarnos, ¿qué hacemos nosotras y nosotros como ciudadanía de a pie para ayudar a la disminución o incremento de las conductas antisociales que tanto daño nos causan? El delito de feminicidio se ha incrementado en las últimas semanas, basta ver o leer las noticias y darnos cuenta que vivimos en una cultura que tiene un desprecio por sus mujeres, al grado de que sus muertes violentas pasan a ser parte de lo habitual. Las desaparecen, familiares y amistades las buscan, si corren con suerte encuentran su cadáver tirado, desechado entre los matorrales, las cuencas de aguas negras o debajo de ramas; sino las encuentran, la familia nunca puede cerrar el duelo de la pérdida, la incertidumbre mata lentamente, el no tener la certeza de si están vivas o sufriendo o sus cuerpos descomponiéndose en un escondido lugar, el no saber a dónde irles a llorar, el no tener una tumba para rezarles. Si, en un país donde todo el territorio es un cementerio y la autoridad no la tiene en tierras de nadie, yacen paisanos y paisanas, víctimas de una cultura sin valor. A las mujeres les acortan la vida aquellos quienes deberían de quererlas y respetarlas, porque les hemos mal enseñado, como sociedad, que sus cuerpos les pertenecen. El cuerpo femenino visto sólo eróticamente para poseerlo, controlarlo y minimizarlo, y no como debería: cuerpo con mente y emoción, como persona en plenitud, como humana.
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