Crimen organizado

Andrés Torres Aguirre

Con la aparición de varias maletas con restos humanos en su interior, así como una narco-manta en el distribuidor vial La Paz, en los límites de Pachuca y Mineral de la reforma, las alertas en los cuerpos de seguridad en Hidalgo, se activaron al máximo.

Pocas horas después, mientras el gabinete estatal de seguridad ofrecía una conferencia de prensa, fue confirmado en que una colonia de la periferia capitalina, dentro de un vehículo abandonado había un cadáver.

Los sangrientos hallazgos conforman un claro mensaje hacia las autoridades respecto a la determinación de quienes integran las células criminales por instalarse permanentemente en la capital hidalguense.

Hace unas semanas, las Vocales Radio obtuvieron entrevista con Santiago Niego, encargado del despacho de la Procuraduría de Justicia en Hidalgo (PGJEH), a pregunta expresa, el funcionario dijo que todos los cuerpos de seguridad en el estado luchaban para impedir la entrada de cárteles de la droga. Aseguró que era una tarea de contención no de expulsión. Lo acontecido ayer en Pachuca revela un escenario muy diferente.

Sabemos que Hidalgo es el estado con mayor índice en robo de combustible en el país y los autores de este ilícito, supieron establecer complicidades con autoridades y habitantes de las regiones donde tenían incidencia.

Difícilmente los titulares de las áreas de seguridad dejarán de insistir en que lo sucedido ayer en la zona metropolitana de Pachuca, son hechos aislados. Nadie puede creer eso y es irresponsable manejar tal versión. Tampoco es moral disfrazar un problema tan grande bajo la retórica que era característica de las administraciones estatales anteriores.

Durante el recorrido reporteril de Las Vocales en torno a la aparición de los restos humanos, recogimos una conversación entre altos mandos de seguridad en la capital que ahora reproducimos para nuestros lectores. 

-¡Eso no se combate con nada líder!

Ya entraron, para sacarlos va a estar muy cabrón.

-Atrapas a unos y como remora llegan otros.

Las afectaciones serán de un calado que afectará el modo de vivir al que estamos acostumbrados.

La inseguridad no es un problema que corresponda solo a la policía, la sociedad debe participar en conjunto para combatirla. Con verdades a medias no será posible obtener buenos resultados; el problema debe enfrentarse abiertamente, sin cortapisas. Precisamente las simulaciones fueron un factor histórico para llegar al nivel de inseguridad que hoy presentan la entidad.

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