La versión oficial

Andrés Torres Aguirre

Los hechos violentos y las detenciones, derivadas de estos, confirman que en Hidalgo se asientan células del crimen organizado.

La semana pasada en el fraccionamiento Magisterio, municipio de Mineral de la Reforma, fue detenido el hermano del líder del cártel Guerreros Unidos.

A éste personaje se le atribuye responsabilidad en los asesinatos de tres mujeres cuyos cuerpos fueron encontrados en la comunidad de Téllez, municipio de Zempoala. Todo dentro de la zona metropolitana de Pachuca.

El titular de la Secretaría de Seguridad Pública y el encargado de la Procuraduría de Justicia, confirmaron, por separado, otras detenciones de presuntos integrantes de bandas criminales bien identificadas y con presencia en varios estados.

Los hechos contrastan con la declaraciones que hizo hace dos años el exprocurador de justicia Santiago Nieto respecto a la no presencia de cárteles o bandas criminales en Hidalgo.

Textualmente dijo en entrevista con este reportero: “luchamos por no dejarlas entrar”. Esa fue la versión oficial.

Sin embargo, 24 meses después, parece que sus esfuerzos fueron insuficientes, porque hoy es evidente la presencia del crimen organizado en Hidalgo. Asesinatos, extorsiones, asaltos dan testimonio de ello.

El gobernador Julio Menchaca reconoció hace un par de semanas que negar el problema de inseguridad no tiene sentido; destaco el fortalecimiento a las estrategias y estructuras de inteligencia así como una amplia colaboración con instituciones policiales federales.

A la luz de los acontecimientos, podrán decir que la situación de inseguridad en Hidalgo son hechos aislados o “malas rachas”, pero nadie puede creer tal cosa.

 

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